En torno a estas «misiones» se movilizaron millares de voluntarios en algo que puede recordarnos a las campañas de alfabetización en Cuba o Nicaragua tras las revoluciones triunfantes. De los movilizados la mayoría de ellos fueron maestros y estudiantes, pero también acudieron a la cita intelectuales de la talla de Federico García Lorca, Luis Cernuda, Antonio Machado, Alejandro Casona, Maria Moliner, Valdelomar… que recorrieron las aldeas de la España profunda y analfabeta intentando acercar la cultura laica y liberadora hasta el último rincón. Para miles de gentes de esas zonas rurales -hombres, mujeres y niños- la llegada de las misiones pedagógicas significó el descubrimiento del cine, de las representaciones teatrales o de la misma lectura.
Como es de suponer semejante dinámica no fue del gusto ni de los caciques ni de la Iglesia ni de los militares que representando entre otros los intereses de ambos se alzaron en armas contra la II Republica el 18 de Julio de 1936, pasando a ser esa iniciativa declarada proscrita y sus impulsaores perseguidos, partiendo muchos de ellos al exilio y siendo otros muchos encarcelados y algunos de ellos fusilados.
De ello hemos hablado con Alejandro Tiana, catedrático de Historia de la Educación y rector de la UNED que acaba de publicar el libro «Las misiones pedagógicas. La educación popular en la II República», un ensayo riguroso y ameno sobre aquella expriencia.