Ya que los golpes de estado se han vuelto a poner de moda, hablamos sobre un juego que comienza justo con uno. En Dishonored matan a la emperatriz, secuestran a su hija y nos echan el marrón, así que nos vemos obligados a limpiar nuestro nombre. El título de Arkane recupera el estilo de clásicos como Thief y Deus Ex, combinando sigilo, toques de rol y visión en primera persona con un entorno que nos ofrece múltiples posibilidades para afrontar las situaciones.
También con aroma noventero llegó Duke Nukem Forever, aunque apestaba más a Brummel y puro que otra cosa. El esperado retorno de Duke, tras quince añazos de espera, no estuvo a la altura del mítico Duke Nukem 3D, pero al menos nos sirve práctico de todo lo que puede salir mal en un proyecto.