Mientras aquí vamos pasando fases, y los números del COVID-19 cada vez menores, no podemos dejar de mirar a América Latina, en concreto, a Brasil. Este país cuenta ya con más de 700.000 casos confirmados y más de 37.000 fallecidos, según las cifras oficiales comunicadas hasta el momento. Pero en los últimos días, estas cifras se ponen en cuestión, y acusan al presidente Jair Bolsonaro de estar ocultando las verdaderas cifras.
En este contexto, un estudio de la Fundación Osvaldo Cruz divulgado esta semana afirma que el 48% de las personas fallecidas en ingreso hospitalario en todo Brasil eran indígenas. Y según un estudio reciente de la APIB (Articulación de los pueblos Indígenas de Brasil) son 178 los fallecimientos dentro de las comunidades indígenas brasileñss, y más de 1,400 contagiados.
Los pueblos indígenas están llevando a cabo un autoaislamiento social y una autoprotección remarcable, pero hay lagunas enormes en el ámbito asistencial. La invisibilización de los datos referentes a los pueblos indígenas es considerado por éstos como una flagrante muestra del racismo institucional, y como indica el Consejo Misionario Indígena “la falta de un plan de acción para enfrentar la pandemia podría generar una situación de genocidio”.
Para hablar de todo esto, tenemos hoy en el programa a Samantha Roo´Tsitsina Xavante, del pueblo Xavante, de la comunidad de Namunkurá en San Marcos, en el estado de Mato Grosso.