Suelta la olla: Si yo fuera griego, votaría que no

Pasado mañana el pueblo griego va a realizar un referéndum que está conmoviendo a toda Europa porque lo que suceda en Grecia puede suceder en cualquier otro país de la Unión europea.

La pregunta del referéndum es muy sencilla: aceptar o no los aún más drásticos recortes que exige el Eurogrupo: mayor precariedad de los contratos,  más recortes de las pensiones, nuevas reducciones en los salarios del sector público y un aumento del IVA en alimentos, restaurantes y turismo.

La respuesta más razonable y natural sería el no, el rechazo a “una propuesta que suma nuevas cargas insoportables al pueblo griego y socava la recuperación de  su economía, no sólo manteniendo la incertidumbre, sino llevando aún más lejos los desequilibrios sociales”.

Sin embargo las encuestas son favorables al sí, al harakiri de los griegos de a pie.

La derecha mediática  transforma los impopulares e injustos recortes en simplemente “deudas que hay que pagar porque hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” sin explicar que las deudas que están pagando los griegos y otros pueblos europeos, son las que generaron sus bancos privados y que fueron pagadas con dinero público. También están, hay que decirlo todo, las deudas que generaron demasiados políticos corruptos, de derechas y de izquierdas, cobrando sueldos de infarto,  haciendo obras inútiles para que se aprovecharan sus amiguetes o, como en el caso griego, comprando armas a Alemania. (Es el segundo país de la OTAN con más gasto militar en 2013)

Afortunadamente, estos recortes al cuadrado –pues ya fueron  impuestos anteriormente, sin consultar a nadie ni en Grecia ni en ningún otro país europeo-  el Gobierno griego actual de la coalición de izquierdas Zyriza, cumpliendo su programa electoral, no los acepta y, ante las tremendas presiones ejercidas por el Eurogrupo, ha convocado el referéndum del domingo para que el pueblo griego se pronuncie otra vez y aún más alto, dado que al votar a  Zyriza  ya lo había dejado bien claro. Ahora esta coalición que  ha estado haciendo todo lo posible para seguir en la Unión Europea, ante las nuevas exigencias de la troica  puede verse obligada a sacar a Grecia de esta Europa en la que quienes mandan son los bancos.

Porque como dice  Paul Krugman, premio nobel de economía, ”estos recortes que exige el Eurogrupo, son una oferta que Tsipras, el primer ministro griego de la coalición Zyriza,  no puede aceptar porque destruiría su razón política de existir. El propósito de estos terribles recortes no es pagar deudas o permitir a Grecia seguir en el euro, sino dejar al primer ministro fuera del Gobierno, «cosa que sucederá si los griegos temen la confrontación con la troika y votan ‘sí’ en el referéndum».

Por eso desde la llegada de Syriza al poder en enero de este año, Grecia sufre una “asfixia económica sin precedentes” por parte del Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, con el objetivo de doblegar al Gobierno progresista e impedirle “poner fin a la austeridad y restaurar la prosperidad y la justicia social”. Los bancos ya no se conforman con  comprar a los políticos, se meten directamente en política tratando de impedir el referéndum primero, pidiendo el sí después y amenazando con el caos y la ruina de Grecia en caso de que gane el no.

Pero de nuevo otro Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, lleva la contraria a los bancos: «Un voto por el ‘sí’ significaría una depresión casi sin fin (…) Un voto por el ‘no’ abriría al menos la posibilidad de que Grecia, con su fuerte tradición democrática, pueda asir su destino en sus propias manos».

Y esto es, precisamente, lo que no pueden aceptar los bancos y sus políticos del Eurogrupo: que se cuestionen sus políticas de austeridad y de saqueo del dinero público y que este rechazo a los recortes se realice democráticamente, con un referéndum. Por eso quieren dar un escarmiento al pueblo griego. Para que a nadie más se le ocurra rebelarse en defensa de sus derechos más básicos -el trabajo, la salud o  la educación- y en defensa de su dignidad como personas y como pueblos.

Si yo fuera griego votaría que no.

(Texto de hoy en  LA ESCOTILLA del magazine SUELTA LA OLLA)

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